Si bien es cierto que las emociones en la mayoría de los casos no son las causantes del dolor crónico y el resto de síntomas de nuestra enfermedad, no puede negarse el papel que juegan en esta.
La sensación de incomprensión que llevamos grabada a fuego y el sin fin de situaciones discriminatorias y cargadas de prejuicios que nos toca vivir, hace que estemos a la defensiva ante una afirmación de estas características.
Las personas que padecemos enfermedades relacionadas al dolor crónico estamos hartas de que desde el sistema sanitario se siga poniendo en duda la veracidad de nuestro sufrimiento y que lo achaquen siempre al estrés o a un supuesto origen psicosomático.
Así mismo, también estamos cansados de que nuestros amigos, familiares, jefes, compañeros de trabajo o incluso desconocidos nos indiquen que lo único que necesitamos es relajarnos y distraernos, que así seguramente mejoraremos, generando aún más frustración y rabia en nosotros.
¿Qué causa el dolor crónico?
Hay muchas enfermedades o condiciones que causan dolor crónico; en el caso de la endometriosis conocemos la causa, y en otras como la fibromialgia no lo tenemos tan claro.
Sin embargo, ya existen numerosos estudios como el llevado a cabo por la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos, que indican la existencia de unos posibles biomarcadores para la detección y diagnóstico de esta enfermedad.
Por lo que puedes estar tranquilo, sabemos que no te lo estás inventando, que no es producto de tu mente.
La influencia de las emociones en nuestro dolor
Ahora te pido que seas tú quien deje de lado los prejuicios y esté abierto a conocer mejor la influencia que tienen las emociones en tu cuerpo.
No quisiera meter el dedo en la llaga, y aunque estamos saturados de escuchar el tan recurrente: “tienes que relajarte y aprender a vivir con ello”, no podemos descartar por completo su trasfondo, ya que tiene mucho de cierto.
Si aplicamos esta filosofía de forma correcta y la despojamos de esa condescendencia y ligereza con la que muchas veces las personas ajenas a nuestra condición dicen las cosas, podemos ver que las emociones influyen de forma decisiva en nuestros síntomas y en el resto de dolencias derivadas de estos.
¿Qué son las emociones?
Las emociones son las causantes de diversas reacciones orgánicas que pueden ser de tipo fisiológicas, psicológicas o conductuales, es decir, son reacciones que pueden ser innatas (son parte de nuestro carácter) o estar influenciadas por nuestras experiencias.
A diferencia de los sentimientos, las emociones son reacciones que alteran el estado de ánimo, son breves y espontáneas, pero eso no implica que no dejen huella tras acumularlas durante el paso del tiempo.Es por esto que identificar y saber qué hacer con las emociones que nos hacen sentir mal, es esencial para disminuir nuestro dolor y agotamiento.
Tampoco hay emociones buenas o malas, todas nos traen un mensaje a seguir, todas nos ayudan y son bienvenidas si sabemos usarlas a nuestro favor. Debemos aprender a gestionarlas dentro de lo posible, ya que son capaces de empeorar o mejorar nuestro estado físico, en este caso, nuestro dolor y cansancio.
¿Cómo funcionan las emociones?
Las emociones están conectadas con los pensamientos y a la vez con los sentimientos por lo que un cúmulo de pensamientos negativos repetitivos traerán consigo emociones y sentimientos negativos. Lo mismo pasa con los pensamientos positivos, las reacciones físicas a nuestras emociones estarán ligadas a estos pensamientos.
Si tienes dolor crónico, habrás experimentado que debido a él se tensan otras partes de tu cuerpo y provocan más dolor. Así pues, emociones como el enfado o el miedo ponen a nuestro cuerpo en “estado de alerta”, generando mucha más tensión o rigidez.
En el caso de la fibromialgia, al ser una enfermedad ligada a una disfunción del sistema nervioso central, nuestro cuerpo genera por sí solo esta tensión de forma constante. Nuestro cerebro envía estos impulsos nerviosos que no solo producen dolor, sino que también alteran el resto de nuestros sistemas y órganos.
El dolor crónico tiene un gran impacto en diversas partes de nuestro cerebro, siendo el causante de muchos problemas cognitivos. Por eso es importante entender que el buen manejo de las emociones y sentimientos es una herramienta importante a la hora de sobrellevar y disminuir el dolor.
Si intentamos producir pensamientos positivos y generar este mismo tipo de emociones y estados de ánimo, nuestro cuerpo no solo podrá estar un poco más relajado, sino que producirá determinados químicos y hormonas beneficiosas para nosotros.
La clave es aprender a gestionar las emociones
Esto no significa que podremos controlar por completo nuestras emociones, ya que estas son reacciones espontáneas e involuntarias ante diversos estímulos, ni que debemos estar todo el rato felices, simplemente debemos afrontar y aprender a gestionar las emociones negativas, las que dañan y empeoran nuestra salud.
Sobre todo, las emociones que traen consigo este tipo de dolencias, como la frustración, el miedo, la tristeza, el enfado e intentar que (a diferencia de nuestra enfermedad) no se vuelvan “sentimientos crónicos”. Podemos trabajar nuestros pensamientos, para que siempre que esté en nuestra mano, intentemos generar emociones y sentimientos que beneficien a nuestro cuerpo.
¿Sabes cómo lidiar con tus momentos de enfado? ¿Y con tus momentos de tristeza? Si quieres aprender a gestionar tus emociones negativas no dudes en seguirme en Facebook y Youtube para darte tips de cómo hacerlo.