Resiliencia, una habilidad muy útil, a partir de ahora…

 

En estos momentos de incertidumbre y de dolor, estamos cambiando nuestro sistema de valores y nuestra identidad se ve afectada.

Hasta ahora dábamos por hecho poder pasar tiempo con los amigos y la familia, ir donde quisiéramos, comprar ropa o juguetes e incluso planear unas vacaciones. A partir de ahora éstas y más cosas, se verán comprometidas y seguramente durante una buena temporada.

Vamos a vencer este virus, y lo vamos a hacer todos juntos, pero las consecuencias que esto trae, tanto de crisis económica: perder nuestros trabajos, no poder hacer muchas de las cosas que hacíamos que nos encantaban, no poder quizá comprar… viajar… 

Todos sabemos que esta crisis traerá consecuencias familiares y sociales, donde muchos ni siquiera podremos decir adiós a nuestros seres queridos. 

Es obvio que se acerca un gran cambio, a todos los niveles. Dentro de este nuevo marco, que parece tan negativo, hay muchas habilidades positivas que podemos desarrollar, una de ellas, muy útil, la resilienciaHemos oído hablar de ella, pero muchos no tenemos muy claro lo que realmente es. 

Sabemos que este gran cambio mundial, va a requerir que crezcamos como personas, en mayor o menor medida, y que cambiemos para poder adaptarnos a la nueva circunstancia. Ahí es donde te invito a que entrenes la resiliencia, poco a poco, paso a paso, y vayas ejercitando el músculo de esta habilidad, que te servirá en la vida, para gestionar tus emociones y problemas, a partir de ahora.

 

¿Qué es la resiliencia?

 

La resiliencia es la capacidad que tenemos de superar las situaciones adversas, las épocas o momentos difíciles, los hechos que nos causan dolor y gestionar las emociones que surgen de ellas. Es la habilidad de crecer, de superarnos, de usar nuestros recursos que ya tenemos dentro de nosotros, lo más eficazmente posible y por lo tanto hacernos más fuertes, es decir, adquirir fortalezas, para la próxima…

Ante un problema, independientemente de su magnitud, la resiliencia comienza con el “cómo” lo vemos, cómo lo percibimos, es decir, si nos victimizamos y nos regocijamos en lo injusto que es y nos rasgamos las vestiduras preguntándonos por qué nos ha pasado a nosotros o si en cambio, aceptamos lo que ha pasado. Aceptamos la realidad.

Ojo, No consiste en quitarle importancia al problema, ni ser ilusos. La realidad objetiva es la que es y puede que sea cruda. Se trata de aceptarla y mejorar los aspectos posibles, los que estén en nuestra mano. Manteniendo nuestra atención como siempre, en lo que sí podemos controlar.

El siguiente paso es ver el problema como algo temporal. Tener presente que no va a ser así para siempre. Sea cual sea la situación nuestra mente tiende a  magnificar el daño para protegernos, a ser catastrofista, a anticipar lo que vamos a sentir, pensar, cómo de duro va a ser … y la mayoría de las veces ni es tan duro, ni tan largo en el tiempo.. Podemos reflexionar y ser objetivos

Como anécdota te cuento que esta sensación de eternidad la viví  intensamente los primeros 2 años de la vida de mi hijo. No pude dormir ni una sola noche. El nene dormía 2 horas seguidas como mucho, y tanto el padre como yo teníamos que trabajar y llevar la vida diaria. Estábamos agotados, de muy mal humor, deprimidos, ¡desesperados!… ahora 1 año más tarde, mi hijo duerme mucho mejor y se puede decir que eso ya ha pasado. 

En aquel momento sentía y vivía nuestra situación como si fuera a ser para siempre, y tan intenso como una desgracia, se me hundía el mundo. Está claro que no supe gestionarlo.

Hoy por hoy sigo pensando que fue duro, se me hacían los días y las noches eternas, pero… hoy veo lo que saqué de positivo, veo que me hice más fuerte. 

Antes de ese momento, pasar una mala noche, en la que durmiera poco, me estropeaba la semana entera y ahora, cuando sucede, ya no tiene importancia ninguna para mí, más allá de estar un poco más cansada al día siguiente. Lo vivo con naturalidad, sé con certeza que mi cuerpo y mente están bien, no pienso en ello, tengo más fortaleza y más recursos. Ya no es un problema. He crecido. He sido resiliente.

 

pared con neón con mensaje its all in your head

Tim Wilson y Dan Gilbert, psicólogos sociales, reflejaron muy bien esta inutilidad de la preocupación sobre el futuro en su estudio “predicción afectiva”, término que acuñaron en 1990, donde explican el proceso mediante el cual, las personas, no hacemos buen trabajo prediciendo lo que sentiremos en el futuro. Configuramos la realidad futura, tomamos decisiones y actuamos en el presente, basándonos en nuestro estado emocional actual y no en el que tendremos en el futuro.

Habitualmente, creemos que vamos a ser más felices de lo que realmente seremos y también más desgraciados, ya que para tomar decisiones y solucionar problemas, nos guiamos por lo que sentimos ahora y parece ser que no predecimos nada bien, lo que realmente sentiremos o sentiríamos, si ocurriera, eso que tanto nos preocupa.

Nos subestimamos, pensando que si sucediera lo que tememos, sería horrible y no podríamos con ello. Lo magnificamos, sin tener en cuenta que no sabemos cuál será nuestro estado emocional futuro, ni que valores tendremos en su momento, sin ser conscientes de que somos más fuertes de lo que podemos llegar a imaginar.

 

Entonces… ¿Cómo podemos ser resilientes? Pues, ante un problema, podemos verlo desde varias perspectivas, desde los ojos de otra persona, o de los demás. Preguntarnos: ¿he estado en alguna situación que me hiciera sentir parecido alguna vez en la vida? ¿Qué usé entonces para llevarlo bien?¿para gestionarlo?, ¿en qué situaciones en mi vida he sido, quizá sin saberlo, resiliente?. 

 

Piensa en alguna persona que haya vivido tu situación con anterioridad a ti, infórmate que hizo para sobrellevarlo y salir airoso. 

Pregúntate: ¿en qué estoy exagerando con respecto a esto que me está sucediendo? ¿Es proporcional lo que siento y pienso a la situación? 

 

Observa la situación lo más objetivamente posible, gestiona tus emociones para que te dejen ver con claridad. Identifica y destierra tus pensamientos derrotistas. (El mindfulness es muy útil para esto).

También puedes preguntarte: ¿Qué parte de este momento malo puedo ver cómo oportunidad? Aunque no me guste nada… 

 

Acepta la realidad. La vida no es justa ni injusta. La vida simplemente es. Pasan cosas que no nos merecemos. Pero siempre podemos adoptar la actitud de “coger al toro por los cuernos”.

 

Busca tus fortalezas dentro de ti, todos las tenemos, tú las tienes, intrínsecas en tu ser, de tus experiencias,  y afronta lo que venga de la mejor manera posible. 

Si consigues ver la parte positiva, o aprender algo de la situación, te dará recursos, fortalezas, que te hará tener más autoestima para enfocar con eficacia, tu próxima situación compleja.

Y llegamos a otra parte a destacar de la resiliencia que es enfrentar nuestros miedos, tomando acción, exponiéndonos a lo que tememos en pequeñas dosis, de forma constante.Teniendo presente que ser valiente no es no tener miedo, sino enfrentarse a él. 

La resiliencia es una habilidad, así que, practica, practica y practica y se hará un hábito. Pasará a formar parte de tu personalidad y a ser un recurso natural que saques ante los problemas, sin darte cuenta. Confía en ti.

 

No sé cuál será nuestra situación cuando la crisis del Covid-19 pase, ni a qué problemas nos tendremos que enfrentar, quizá sean duros. 

Solo deseo, tengas resiliencia, para que algún día, echando la vista atrás, puedas decir con satisfacción, que eres más fuerte, has crecido, aprendido y ganado confianza en ti mismo, y que después de todo, lo has superado.

 

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